Bitácora #3 – De vuelta al tráfico
- Sasha Alberto Klainer Berkowitz
- 26 may
- 1 Min. de lectura
Diez minutos para recorrer quinientos metros.
Un río detenido, no por falta de cauce, sino por exceso de ansia.
Quienes avanzan sin destino claro bloquean el paso de otros, presas de una urgencia que no resuelve nada y agrava todo.
La autoridad, en su ceguera de escritorio, dibuja cambios en las calles, hace obras innecesarias, sin medir las consecuencias, sumando caos al caos.
¿Qué nos dice esto de nuestra condición?
Que la impaciencia domina, que el egoísmo se normaliza, que la falta de visión se contagia.
Cada coche detenido es un espejo: reflejamos nuestra prisa inútil, nuestro olvido del otro, nuestra desconexión con el fluir natural de la vida.
Atorados afuera, atorados por dentro.
Quizá el verdadero tráfico no esté en las calles, sino en nuestras almas.
Despejémonos

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